La cantante calva y los placeres de Lola
El teatro del absurdo tuvo una época floreciente entre los años 1940 y 1980; uno de sus exponentes más celebrados fue el rumano, nacionalizado francés, Eugene Ionesco, del que destaca, entre otras, la obra titulada “la cantante calva”. Al parecer el título inicialmente propuesto para la misma era el de “El inglés sin esfuerzo”, pero un fortuito equívoco de uno de los actores, durante el ensayo, le hizo decir cantante calva, cuando debiera haber dicho institutriz rubia, lo que provocó el rebautizo del libreto; naturalmente todo ello ocurrió en francés.
Cuando la vi representada por un grupo de aficionados, hace muchos años, me divirtió y me impresionó mucho, aunque hube de preguntar luego sobre lo que la obra pretendía expresar. Dicen los críticos literarios que entienden de esto, que esta parodia de lo cotidiano, escrita por el dramaturgo galo, muestra lo mucho de nada que se puede decir, o cómo dos personas pueden hablar todo el día sin decirse absolutamente nada de valor.
Cuando escucho las palabras que, una detrás de otra y sin más ilación que la falta de significado de las frases que componen, salen de la boca de determinados sujetos, para justificar su costosa presencia en ciertos puestos públicos, me viene a la memoria aquella divertida representación teatral. Me siguen sorprendiendo las proposiciones que son capaces de construir las mentes ociosas de algunos prójimos, encargados por las administraciones “progresistas” de inventar programas, en los que malgastar el dinero de los impuestos, para aleccionar a los ciudadanos y hacerles olvidar la pesada carga de la crisis que no son capaces de resolver.
Sin ir más lejos, entre los argumentos empleados para defender la famosa campaña de fomento de la masturbación de la Junta de Extremadura, puede leerse: “Se debe facilitar la adquisición, desarrollo e interiorización de hábitos saludables, autoestima, seguridad y la puesta en práctica a través de la autoexploración sexual y de un autoconocimiento erótico desde una perspectiva feminista…” o “…desarrollar conceptos que tienen más que ver con la autoestima, la asertividad y las relaciones afectivas del tipo que sean, amparadas en estas construcciones personales sanas, una vez éstas están incorporadas al marco individual mental y emocional que rige la vida de una persona…” díganme si no merecen formar parte de cualquier diálogo entre los Martin o los Smith del teatro de Ionesco; parafraseando al Sr. Smith, es una campaña inútil, pero totalmente necesaria; tomen un círculo, acarícienlo y se convertirá en un círculo vicioso.
No imagino la cara que se les pondrá a las madres panchorchas o moralas (de Navalmoral de la Mata) si esta Navidad sus hijas les piden una “Mariquita Pérez” y descubran, al recibir el paquete, que del mismo no emerge la inocente y linda muñeca con la que soñaban en su niñez, sino un curioso artilugio con lunares y cuernos de caracol, que reza en su prospecto “Nuestras mariquitas que rotan y vibran vuelan contentísimas de flor en flor”… tranquila mamá, se trata de un "aparato electromecánico que hace todo el trabajo por ti…" ¿por mi?, dirá la madre, bueno, por ti, lo que es por ti…, por mi novio, dirá la niña, me lo han recomendado muchísimo en el taller de educación afectiva sexual y.., por cierto, mamá, lo de Josete tampoco es un “Power Ranger”, ya le doy yo a mi hermano el "Rude boy" que pidió, mejor no abras tú el paquete.
Esta historia no pasará de la anécdota, pronto olvidaremos a Lola y sus placeres, y sólo se acordarán las propietarias del comercio erótico por los pingües beneficios que les ha aportado la campaña oficial, y la que le estamos haciendo gratis los demás. Mientras, la cantante calva sigue peinándose de la misma manera.
Cuando la vi representada por un grupo de aficionados, hace muchos años, me divirtió y me impresionó mucho, aunque hube de preguntar luego sobre lo que la obra pretendía expresar. Dicen los críticos literarios que entienden de esto, que esta parodia de lo cotidiano, escrita por el dramaturgo galo, muestra lo mucho de nada que se puede decir, o cómo dos personas pueden hablar todo el día sin decirse absolutamente nada de valor.
Cuando escucho las palabras que, una detrás de otra y sin más ilación que la falta de significado de las frases que componen, salen de la boca de determinados sujetos, para justificar su costosa presencia en ciertos puestos públicos, me viene a la memoria aquella divertida representación teatral. Me siguen sorprendiendo las proposiciones que son capaces de construir las mentes ociosas de algunos prójimos, encargados por las administraciones “progresistas” de inventar programas, en los que malgastar el dinero de los impuestos, para aleccionar a los ciudadanos y hacerles olvidar la pesada carga de la crisis que no son capaces de resolver.
Sin ir más lejos, entre los argumentos empleados para defender la famosa campaña de fomento de la masturbación de la Junta de Extremadura, puede leerse: “Se debe facilitar la adquisición, desarrollo e interiorización de hábitos saludables, autoestima, seguridad y la puesta en práctica a través de la autoexploración sexual y de un autoconocimiento erótico desde una perspectiva feminista…” o “…desarrollar conceptos que tienen más que ver con la autoestima, la asertividad y las relaciones afectivas del tipo que sean, amparadas en estas construcciones personales sanas, una vez éstas están incorporadas al marco individual mental y emocional que rige la vida de una persona…” díganme si no merecen formar parte de cualquier diálogo entre los Martin o los Smith del teatro de Ionesco; parafraseando al Sr. Smith, es una campaña inútil, pero totalmente necesaria; tomen un círculo, acarícienlo y se convertirá en un círculo vicioso.
No imagino la cara que se les pondrá a las madres panchorchas o moralas (de Navalmoral de la Mata) si esta Navidad sus hijas les piden una “Mariquita Pérez” y descubran, al recibir el paquete, que del mismo no emerge la inocente y linda muñeca con la que soñaban en su niñez, sino un curioso artilugio con lunares y cuernos de caracol, que reza en su prospecto “Nuestras mariquitas que rotan y vibran vuelan contentísimas de flor en flor”… tranquila mamá, se trata de un "aparato electromecánico que hace todo el trabajo por ti…" ¿por mi?, dirá la madre, bueno, por ti, lo que es por ti…, por mi novio, dirá la niña, me lo han recomendado muchísimo en el taller de educación afectiva sexual y.., por cierto, mamá, lo de Josete tampoco es un “Power Ranger”, ya le doy yo a mi hermano el "Rude boy" que pidió, mejor no abras tú el paquete.
Esta historia no pasará de la anécdota, pronto olvidaremos a Lola y sus placeres, y sólo se acordarán las propietarias del comercio erótico por los pingües beneficios que les ha aportado la campaña oficial, y la que le estamos haciendo gratis los demás. Mientras, la cantante calva sigue peinándose de la misma manera.