Nuevo modelo

En la portada de un diario de cierta capital española se destaca una frase de su alcalde que comienza así “Hay que lograr un nuevo modelo que…”, y esto llamó mi atención sobre el abuso de la expresión, porque tengo la impresión, no sé si a usted le pasará lo mismo, de que tanta apelación a nuevos modelos quiere disfrazar de innovación lo que en muchos casos no es más que incapacidad de hacer mínimamente bien lo de siempre. Si resulta que no se me da bien la gestión de la que soy responsable apelo a que estamos en un modelo caduco, viejo, ineficiente y clamo por un nuevo modelo que nos conduzca a un nuevo mundo idealizado…. Pero ¿se han fijado? Casi ninguno de los que así se expresan son capaces de concretar el plan que ha de ponerse en marcha para conseguir tal objetivo.

Hice un experimento sencillo, escribí en un buscador de internet la expresión <<política “nuevo modelo”>> y aparecieron todo tipo de resultados sobre nuevo modelo educativo, político, energético, social, de comunicación, de vivienda, de información, de crecimiento, de desarrollo industrial, agrícola, económico, de familia, retributivo, de estado, de pensiones…. Y sigue, y sigue, ¡hasta de política criminal! (este último en Méjico, referido al modo en que tratan la criminalidad, pero así expresado asusta). Y al final solo encontré una página en la que la expresión tenía completo sentido, pues el texto explicaba la conveniencia de sustituir un viejo modelo de turbina por otro nuevo, justificando con argumentos técnicos solventes las razones de tal propuesta.

Tengo muy claro que la innovación conduce al progreso y que es imprescindible la renovación constante de prácticamente todo si no queremos desaparecer en una lenta agonía, al modo en que nuestro cuerpo renueva constantemente las células que cubren nuestra piel y hasta las neuronas, que hasta hace no mucho se creía que no podían dividirse, se renuevan y renuevan sus interconexiones.

También entiendo a los que dicen que el fracaso siempre enseña, es un consuelo, pero tengo mucho más claro que es la experiencia del trabajo bien hecho, de la gestión eficaz, el mejor camino para evaluar lo realizado en busca de lo que puede mejorarse y el mejor punto de partida para planificar, ahora sí, el nuevo modelo.

Confío en que algún día tengamos al frente de lo público, eso que es de todos, a personas que empiecen sus discursos con tengo un plan y que a renglón seguido nos lo cuenten y, si les damos la confianza en las urnas, lo pongan en práctica, lo evalúen y lo corrijan, arreglando lo que no funcione. Tal vez a partir de ahí recuperará su lugar lo importante y empezaremos a olvidar lo accesorio, lo que nos enfrenta inútilmente y nos divide.

Y por poner un ejemplo, en toda Castilla y León se están realizando cribados para conocer con la mayor precisión posible el estado actual de extensión de la covid. No he oído a nadie hablar de un nuevo modelo de estudio de la epidemia, sino que todos hemos sido testigos de una planificación precisa y eficaz, ejecutada al milímetro, sin demagogias, en la que los cientos de personas que se han movilizado en toda la región al efecto han funcionado como un reloj suizo, a juzgar por las excelentes críticas que está cosechando entre los que participan en el proceso, cada uno en su papel, desde el que organiza el tráfico fuera hasta el que explora las fosas nasales con el hisopo, pasando por los que proveen el material, los que ponen las vallas, los que trabajan en el laboratorio, los que limpian y desinfectan, los que comunican el resultado... ¡Chapeau!

Esto me da mucha esperanza, responsables planificando y ejecutando bien la tarea y población comportándose ejemplarmente cumpliendo con su responsabilidad individual y confiando en el procedimiento. Se han cargado mucho las tintas sobre comportamientos irresponsables, tal vez para diluir responsabilidades y al fin tenemos un ejemplo real, que muestra la verdadera sociedad, cuya mayoría es responsable y empuja las soluciones que se le proponen en un mismo sentido. ¡Así sí!

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