El Diluvio Universal
Cuenta Achille Campanile que un día, hace muchos años, un individuo que había salido de su casa sin paraguas se dio cuenta de que empezaban a caer algunas gotas. ̶ Debería volver a casa a buscar el paraguas ̶, pensó. Pero después se dijo: ̶ ¡Bah! No serán más que cuatro gotas. ̶ Y siguió andando porque tenía mucha prisa. La lluvia empezó a caer con más fuerza. Entonces el individuo se refugió en un portal. ̶ Esperaré a que deje de llover ̶ dijo. Había empezado el Diluvio Universal.
Que levente la mano el que no haya salido a la calle con la indumentaria equivocada, especialmente en primavera y otoño, épocas en las que cualquier predicción meteorológica tiene altas probabilidades de fracasar estrepitosamente. ¿Quién no ha pasado un calor de mil demonios tras salir de casa con una cazadora, chaqueta o abrigo que, previsoramente sacamos del armario al escuchar el parte meteorológico del día anterior, o se ha pelado de frío por encontrarse en mangas de camisa y sin calcetines en medio de una tormenta inesperada?
No hay que ser un meteorólogo experto para tomar decisiones sencillas, en la mayoría de los casos las consecuencias de equivocarnos no suelen ser demasiado importantes; nadie culparía al guía si en una excursión nos pilla desprevenidos un chaparrón, en medio de ninguna parte, y volvemos empapados al campamento, pero ¿se imaginan al piloto de un avión o al patrón de un barco emprender viaje sin un pronóstico meteorológico detallado?
La Meteorología se basa en métodos rigurosos y en datos contrastados para diseñar complejos modelos físicos y matemáticos del funcionamiento de la atmósfera, con el fin de comprender y prevenir su comportamiento. Las informaciones que se obtienen se tienen en cuenta para tomar responsablemente multitud de decisiones que serían catastróficas si aquellos datos se ignoraran.
Otras ciencias, como la Economía, de modo similar a la Meteorología, generan modelos que tratan de adelantarse a los problemas y de ofrecer soluciones. Estos modelos ofrecen soporte a los expertos para guiar las políticas adecuadas que nos permitan alcanzar más progreso y bienestar. La información que proporciona la Economía es igualmente importante para tomar muchas decisiones, también las relativas a fletar un barco o hacer despegar un avión, nunca dejaríamos en manos de aficionados las decisiones económicas, o de cualquier otro tipo, de una naviera o de una compañía aérea.
Las decisiones importantes deben tomarse por parte de personas cuya formación y capacidad sea la adecuada, y que dispongan de la mejor y más detallada información posible, capaces de escuchar los avisos de los expertos y actuar responsablemente. Ni la Meteorología ni la Economía son ciencias que se aprendan en dos tardes, dejar las decisiones importantes en manos de aficionados optimistas, que se fían de su instinto, mientras se dedican a esperar a que escampe sin hacer nada, nos puede conducir sin remedio al Diluvio Universal.