Ecología política
Debo aclarar en primer lugar que el título hace alusión a la ecología como disciplina, no con el significado ideológico de defensa de la naturaleza, del que quizá escriba en otro momento, sino con el de ciencia que estudia los seres vivos, su ambiente y las relaciones entre ellos. La Ecología es una ciencia integradora que trata de explicar el funcionamiento de la biosfera en su conjunto, identificando los factores y mecanismos que hacen que sea como es. El enfoque integrador del estudio de las sociedades mediante técnicas pertenecientes a otras disciplinas científicas es lo que algunos han llamado Sociofísica y al que sumándole las técnicas biológicas podríamos denominar Ecología política o Ecopolítica.
La tierra está ocupada hasta el último rincón por diferentes seres vivos que aprovechan hasta el final los recursos disponibles, todos ellos dependientes de frágiles equilibrios. Una pequeña variación en las condiciones del medio suele acarrear la extinción de diferentes especies que no tardan en ser sustituidas por otras que aprovechan mejor las nuevas condiciones.
El panorama político funciona de un modo similar, de modo que tiene más éxito quien mejor se adapte a las condiciones reinantes en su ambiente social. La sociedad es cambiante, y cada vez lo es de un modo más acelerado y brusco, de forma que la supervivencia de determinadas ideologías es muy frágil y nuevas ideas sustituyen con rapidez a las anteriores. Este fenómeno se da en todo el mundo, potenciado por la mejora en las comunicaciones, si bien no es armónico, provocando fuertes desequilibrios y conflictos entre diferentes sociedades.
Si un partido político quiere dar respuesta a los nuevos retos sociales y solución a los problemas, debe cambiar con la sociedad. Esto no supone renuncia a principios, sino adaptación de la oferta a las necesidades de la nueva sociedad.
En la naturaleza, los que se especializan tienen garantizada su supervivencia mientras que no cambien las condiciones, como en el caso de las orquídeas, que son el género más numeroso en especies de la tierra, pero cada una de ellas paga su belleza dependiendo de factores exclusivos que, de desaparecer, acarrean la extinción automática de la orquídea en cuestión. La especialización autolimita el crecimiento y la expansión, quedando la especie circunscrita a un pequeño número de indivíduos que sobrevive en la zona que cumple sus exigencias. Las ideas funcionan igual, si son rígidas e intransigentes, verán reducido su espacio y difícilmente sobrevivirán a un cambio en su entorno.
La España de hoy no tiene nada que ver con la que conocimos hace apenas 30 años, los cambios han sido profundos y el movimiento no se detiene. En el camino de la evolución de nuestra sociedad se han quedado atrás muchas formaciones políticas y otras, que deberían haber desaparecido, continúan teniendo cierta presencia en reductos limitados, alimentadoa por las ideas que se conservan de una España antigua, por no llamarla de otro modo.
Otras formaciones pequeñas florecen y ocupan lugares también limitados, pero necesarios para la sana evolución de la sociedad y sólo dos grandes formaciones tienen garantías de liderar el cambio, porque pueden adaptarse e integrar a un número cada vez mayor de personas diferentes que conviven en equilibrio en su seno. Este respeto a la diferencia y la facilidad de adaptarse garantizan a la sociedad su futuro.
Que nadie piense que defiendo una sociedad bipartidista en la que toda opción minoritaria desaparezca, de ningún modo, en un ecosistema sano se necesitan muchas especies diferentes, que saquen todo el jugo al medio y que compitan entre sí en equilibrio, pero siendo conscientes de que las condiciones cambiarán y de que, con ellas, deberán cambiar los habitantes del ecosistema para que éste sobreviva.
Abrirse a la sociedad, estar dispuesto a cambiar con ella, a dialogar con los demás pero sin renunciar a los principios ni dejar a nadie atrás, buscando un hueco para todos, proponiendo soluciones actuales a problemas modernos, dando respuesta a las exigencias de una sociedad avanzada, cambiando el rumbo cuando el camino está equivocado, eso es lo que se demanda ahora a una formación política moderna y lo que el Partido Popular propone en su Manifiesto del Primer Foro Abierto de Militantes del Partido Popular, celebrado en Madrid y a través de internet, y clausurado el 25 de enero: “Es el momento del protagonismo de la sociedad y de las personas”.
La tierra está ocupada hasta el último rincón por diferentes seres vivos que aprovechan hasta el final los recursos disponibles, todos ellos dependientes de frágiles equilibrios. Una pequeña variación en las condiciones del medio suele acarrear la extinción de diferentes especies que no tardan en ser sustituidas por otras que aprovechan mejor las nuevas condiciones.
El panorama político funciona de un modo similar, de modo que tiene más éxito quien mejor se adapte a las condiciones reinantes en su ambiente social. La sociedad es cambiante, y cada vez lo es de un modo más acelerado y brusco, de forma que la supervivencia de determinadas ideologías es muy frágil y nuevas ideas sustituyen con rapidez a las anteriores. Este fenómeno se da en todo el mundo, potenciado por la mejora en las comunicaciones, si bien no es armónico, provocando fuertes desequilibrios y conflictos entre diferentes sociedades.
Si un partido político quiere dar respuesta a los nuevos retos sociales y solución a los problemas, debe cambiar con la sociedad. Esto no supone renuncia a principios, sino adaptación de la oferta a las necesidades de la nueva sociedad.
En la naturaleza, los que se especializan tienen garantizada su supervivencia mientras que no cambien las condiciones, como en el caso de las orquídeas, que son el género más numeroso en especies de la tierra, pero cada una de ellas paga su belleza dependiendo de factores exclusivos que, de desaparecer, acarrean la extinción automática de la orquídea en cuestión. La especialización autolimita el crecimiento y la expansión, quedando la especie circunscrita a un pequeño número de indivíduos que sobrevive en la zona que cumple sus exigencias. Las ideas funcionan igual, si son rígidas e intransigentes, verán reducido su espacio y difícilmente sobrevivirán a un cambio en su entorno.
La España de hoy no tiene nada que ver con la que conocimos hace apenas 30 años, los cambios han sido profundos y el movimiento no se detiene. En el camino de la evolución de nuestra sociedad se han quedado atrás muchas formaciones políticas y otras, que deberían haber desaparecido, continúan teniendo cierta presencia en reductos limitados, alimentadoa por las ideas que se conservan de una España antigua, por no llamarla de otro modo.
Otras formaciones pequeñas florecen y ocupan lugares también limitados, pero necesarios para la sana evolución de la sociedad y sólo dos grandes formaciones tienen garantías de liderar el cambio, porque pueden adaptarse e integrar a un número cada vez mayor de personas diferentes que conviven en equilibrio en su seno. Este respeto a la diferencia y la facilidad de adaptarse garantizan a la sociedad su futuro.
Que nadie piense que defiendo una sociedad bipartidista en la que toda opción minoritaria desaparezca, de ningún modo, en un ecosistema sano se necesitan muchas especies diferentes, que saquen todo el jugo al medio y que compitan entre sí en equilibrio, pero siendo conscientes de que las condiciones cambiarán y de que, con ellas, deberán cambiar los habitantes del ecosistema para que éste sobreviva.
Abrirse a la sociedad, estar dispuesto a cambiar con ella, a dialogar con los demás pero sin renunciar a los principios ni dejar a nadie atrás, buscando un hueco para todos, proponiendo soluciones actuales a problemas modernos, dando respuesta a las exigencias de una sociedad avanzada, cambiando el rumbo cuando el camino está equivocado, eso es lo que se demanda ahora a una formación política moderna y lo que el Partido Popular propone en su Manifiesto del Primer Foro Abierto de Militantes del Partido Popular, celebrado en Madrid y a través de internet, y clausurado el 25 de enero: “Es el momento del protagonismo de la sociedad y de las personas”.